Según Platón, de una manera muy cruda, “que
cualquier hombre es capaz de tener hijos, pero no cualquiera es capaz de
educarlos”. Por su parte le dio mucha importancia a dirigir de la mejor manera
posible la educación de los más pequeños, llevándole a preocuparse por ellos
desde su más tierna edad. Platón insiste en una educación igualitaria de ambos
géneros (niños y niñas). En primer lugar reflexiona sobre la educación recibida
hasta los tres años. El ateniense estaba totalmente convencido de que si, los
más pequeños, se criaban en un ambiente con demasiados mimos se volverían
irascibles. Suele llamarse educación al proceso de asimilación y transmisión de
las costumbres, normas e ideas mediante el cual cada sociedad incorpora a todos
aquellos que se integran en ella. Sin embargo para Platón, la educación es el
proceso que permite que al hombre tomar conciencia de la existencia de otra
realidad, y más plena, a la que está llamado, de la que procede y hacia la que
dirige. Por tanto “la educación es la desalineación, la ciencia es liberación y
la filosofía es alumbramiento”. Este filósofo idealista, concebía la educación
como la luz del conocimiento. Creía que entre cuerpo y alma existía una
relación. Propuso que a partir de los cinco años los niños fuesen a institutos
especiales, de manera que fueran educados tanto en la parte física como en la
espiritual para desarrollar el alma y el cuerpo. Era totalmente recomendable,
desde los 3 hasta los 6 años, que los niños fuesen educados mediante el juego,
aunque también se considera necesario aplicar algún correctivo para que no se
vuelvan caprichosos. Evitando de cualquier manera posible la humillación que,
al igual que los castigos a los esclavos, no creaban más que deseos de venganza.
La educación se llevaba a cabo en el templo y era dirigida por una nodriza
elegida por las llamadas “encargadas de la supervisión de los matrimonios”.
Poseía la potestad de aplicar castigos inmediatos a los hijos de esclavos y
extranjeros, siempre y cuando, se le consultase a los guardias urbanos antes de
decidir la sanción. Una vez cumplidos los seis años, se separaban de los niños
aunque se procuraba que siguiesen recibiendo una educación similar.
Principalmente en todo lo que tenía que ver con las armas. El viejo maestro, no
estaba a favor de que los jóvenes fuesen educados por los propios padres.
Durante los cinco primeros años, recomendaba que pasasen a manos de los
maestros, ya que sólo ellos tenían la preparación necesaria para educar,
alcanzando de ese modo su máxima realización. Consciente de que la educación
empezaba a una edad muy temprana, fijaba su atención en fábulas y relatos que
servían para entretener y distraer a los alumnos. Serán la primera forma de
conocimiento que recibían y reciben los niños. Aunque debían de ser
seleccionados por que durante los primeros años de vida no están en disposición
de diferenciar, ya que son capaces de absorber todo lo que está a su alcance, y
aprenden por imitación. Por ello, Platón establece una serie de normas que
deben respetar los poetas para construir sus leyendas y fábulas impregnadas de
valores morales y modelos de conducta. “No hay ninguna disciplina que deba
aprender el hombre libre por medio de la esclavitud. El alma no conserva ningún
conocimiento que haya penetrado en ella por la fuerza. -Platón- Con ello
expresó que una de las maneras, sino la más importante, para instruir a los
niños era educándolos a través del juego. Dejando al descubierto sus
habilidades y capacidades. Platón proponía: Que no se debía obligar a nadie a
aprender, ni se debía forzar las cabezas para asimilar conocimientos en ellas.
Sólo se podía mostrar el camino, para que cada cual pensase por sí mismo. La
educación hoy por hoy, la entendemos como un proceso de socialización de los
seres humanos. También implica una concienciación cultural y conductual, donde
las nuevas generaciones adquieren modos de conducta heredados.
El proceso
educativo, se basa en una serie de valores que producen cambios intelectuales,
emocionales y sociales en el individuo. Sin embargo para Platón, no trataba
únicamente de ampliar los conocimientos, sino de llevar al individuo hacia la
verdad y el bien. Sin ninguna duda la educación no se trataba de un aspecto
secundario, sino una constante preocupación en su quehacer filosófico, un punto
de partida donde el alma adopta una posición ante el mundo y ante la vida.
Según van pasando las etapas de la vida, se va desarrollando cuidadosamente
todo lo que será el entorno del niño desde su nacimiento, escogiendo lo mejor
para su corazón, su cuerpo y su mente
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